Unidad IV. Neocolonialismo y los imperios del siglo XIX

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Francia: Napoleón III

El Segundo Imperio Francés es un término historiográfico usado para designar un periodo de la historia de Francia comprendido entre 1852 y 1870.

Luis Napoleón Bonaparte, quien afirmaba ser sobrino de Napoleón I (aunque recientes pruebas de ADN han demostrado que no era cierto) se presentó como candidato.

 

Tras vencer claramente en las votaciones, Luis Napoleón Bonaparte se convirtió en el primer presidente de la Segunda República francesa.

El reinado de Napoleón III como emperador comenzó siendo bien recibido por los franceses. Algunas de sus medidas tuvieron como objetivo aumentar su apoyo en sectores como el clero, la burguesía y el ejército.

 

El emperador comenzó pronto a promulgar normas más autoritarias. Entre ellas, la limitación de la libertad de expresión y de prensa.

 

Napoleón III dedicó buena parte de sus esfuerzos en el exterior en aumentar el territorio de su imperio. Esa política, además de reforzar su poder frente a otras potencias europeas, buscaba ofrecer materias primas a la creciente industria del país.

 

Otros movimientos políticos que Napoleón III llevo a cabo fue la intervención en México. El gobierno mexicano, con Benito Juárez en el poder, había anunciado que iba a suspender temporalmente el pago de la deuda.

 

El imperio fundado por Napoleón III se caracterizó por el intento de transformar la economía francesa al capitalismo moderno y fortalecer los intercambios comerciales.

 

Por otra parte, una de las principales diferencias sociales entre el imperio y las monarquías anteriores fue el acceso de la burguesía y los intelectuales a la corte. Así, la clase social empezó a dejar de tener importancia.

 

Napoleón III y su ministro Victo Duruy realizaron una importante reforma educativa con el objetivo de revivir la educación pública.

Imperio Austria-Hungría

El Imperio austrohúngaro, un Estado europeo que nació en 1867 y terminó en 1919, estaba constituido por un extenso territorio de Europa Central y del Este, y fue regido durante casi toda su existencia por el monarca Francisco José I.

Este imperio nació luego de un decreto denominado «Compromiso austrohúngaro», del año 1867, el cual unificó el antiguo Imperio austríaco, que se encontraba en una profunda crisis económica y política, con Hungría.

Tuvo un gran protagonismo durante la Primera Guerra Mundial, ya que formó parte de la Triple Alianza junto a Alemania.

 

Tuvo un sistema político particular, con el cual el poder estaba bajo el mando de monarca, quien era emperador y rey al mismo tiempo.

 

Solo dos personas ocuparon el puesto de monarca en toda su existencia: Francisco José I (1867 – 1916) y Carlos I (1916 – 1919).

 

La capital del imperio era Viena y su idioma oficial era el alemán y el húngaro.

 

Tenían dos parlamentos, uno ubicado en Viena y otro en Budapest.

 

Fue uno de los imperios más extensos de Europa, con 676.000 km2 y 53 millones de habitantes para 1916.

 

Todo el imperio tenía una moneda común, inicialmente el florín, hasta 1892, y luego la corona.

 

Llegó a ser la sexta potencia económica y comercial del mundo.

Sus regiones occidentales alcanzaron un mayor desarrollo industrial y comercial en comparación con las orientales.

Época Victoriana

La época victoriana fue el período de máximo esplendor del Reino Unido de Gran Bretaña. Este abarcó la mayor parte del siglo XIX y corresponde al reinado de la reina Victoria I, entre 1837 y 1901.

La era victoriana inicia en 1837 con el ascenso de la Reina Victoria I al trono del Reino Unido, aunque hay quienes la sitúan unos años antes, cuando surgió la Ley de Reforma de 1832, que cambió profundamente el sistema electoral británico.

Fue un período de cambios en la economía y políticas británicas.

 

La economía británica tuvo un enorme crecimiento a partir de la exportación de productos fabricados en sus industrias, así como de servicios financieros, transporte e infraestructura.

 

Fue una época contradictoria en la que se mezclaron el optimismo general por la industrialización, la acelerada urbanización, la expansión económica y la preeminencia de Gran Bretaña en el mundo, con cierta nostalgia por la pérdida de las tradiciones, el despoblamiento rural y la invasión de la tecnología sobre la naturaleza.

 

Las contradicciones de la época se reflejaron en lo que se conoce como «la doble moral victoriana». Mientras las normas sociales respondían a un código moral estricto basado en la represión de la sexualidad, la austeridad y los principios puritanos, las prácticas cotidianas de las personas se alejaban de esos valores.

 

En política se ampliaron las bases de participación al extender el derecho a voto de nuevos sectores. Sin embargo, las mujeres continuaron relegadas, aunque fue durante esta época que comenzaron la lucha por el reconocimiento de este derecho.

 

La sociedad se dividió en 3 clases sociales: Aristocracia dueños de la mayor parte del terreno, burguesía se divide en alta burguesía que son los inversionistas, burguesía baja son los empleados, médicos, profesores, etc. y clases bajas trabajadores, campesinos, etc.

 

En política se ampliaron las bases de participación al extender el derecho a voto de nuevos sectores. Sin embargo, las mujeres continuaron relegadas, aunque fue durante esta época que comenzaron la lucha por el reconocimiento de este derecho.

 

 Se esperaba que la mujer fuera más reservada en el espacio doméstico y el padre incrementa el patrimonio familiar.

 

 

 

 



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